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Gabriela Lozano Venegas

Día de Muertos, sincretismo cultural

Actualizado: 30 nov 2020


La muerte ha estado presente en la cultura mexicana desde la época prehispánica. Según se cuenta en fuentes escritas como el libro sagrado “Popol Vuh” y en algunos elementos arquitectónicos, en el México precolombino se practicaban sacrificios humanos como ofrendas a los dioses. A las víctimas les extirpaban el corazón, y aún latiendo, debía ser mordido por el líder del ritual en señal de agradecimiento.

Fue a partir de 1519, durante la conquista, que se da fin a estas prácticas antropofágicas. Los españoles rechazan los sacrificios humanos y dan un giro a la ofrenda de muerte para practicarla desde la religión católica. Comer corazones latiendo se sustituyó por comer pan en representación del pan de la eucaristía.

Respetando las tradiciones, este pan tenía forma redonda semejando un corazón, y era pintado con azúcar de color rojo. Así fue como surgió el exquisito pan de muerto, ofrenda presente hasta nuestros días y prueba tangible del intercambio cultural. De esta misma manera, otros símbolos, tales como los altares, las calaveritas de azúcar, y la ofrenda de las flores, son resultado del inmenso sincretismo entre ambas culturas.

Estas ofrendas acompañan nuestros altares cada dos de noviembre, el Día de los muertos. Esta fecha es igualmente adoptada por la influencia de España y surge como complemento a la solemnidad cristiana del uno de noviembre, Día de todos los santos.

Podríamos decir que la fiesta del Día de muertos en México no es más que el resultado de la fusión de dos culturas comprometidas con la preservación de sus tradiciones. El dos de noviembre recibimos en nuestro mundo terrenal a los que ya no están con nosotros. Esa esperanza, acompañada por la belleza de la fiesta y sus altares de colores, sus hermosos decorados florares, sus sabrosos dulces típicos y el brillo de sus veladoras, han puesto a México en los ojos del mundo, mostrando su riqueza cultural como una manifestación de su poder suave.

El pueblo mexicano vive con pasión el dos de noviembre. El Día de los muertos es una fiesta que mantiene vivos a nuestros difuntos que recordamos con cariño año con año. Celebremos nuestras tradiciones y la historia, recordando que somos el resultado de la fusión de dos mundos que juntos exaltan la riqueza de su sincretismo cultural.

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