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De México a España y viceversa: Remedios Varo, pintora que floreció en México



España, como su tierra natal, fue la base de su nacimiento y crecimiento como artista, junto con Francia. Sin embargo en México -el país que la acogió en su exilió impuesto por la invasión nazi de París, durante la Segunda Guerra Mundial- desarrollaría con plenitud el estilo y la personalidad artística con los que alcanza el reconocimiento a su trabajo pictórico, tanto en Latinoamérica como en Estados Unidos.


Esta vez hablamos de María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga, artísticamente conocida como “Remedios Varo”, catalana nacida en Anglés un 16 de diciembre de 1908 y fallecida en la Ciudad de México un 8 de octubre de 1963. Perteneciente a la generación del 27 y afín al movimiento surrealista, Varo también desarrolló la escritura y en sus inicios el arte gráfico como diseñadora publicitaria, profesión que nunca dejaría.


La obra de Varo es catalogada con lineamientos de lo científico, lo místico, lo esotérico y lo mágico y tiene sus primeras influencias gracias a su padre, Rodrigo Varo, un ingeniero andaluz, librepensador, preocupado por las cuestiones sociales, que la motivó a ingresar en la Academia de San Fernando, en Madrid, siendo una de las primeras mujeres estudiantes en dicha escuela de arte, donde convivió y compartió tertulias con García Lorca y Salvador Dalí.


Su incursión en círculos surrealistas se da con el tiempo, incluso se va vivir a París por un año, cuando se casó con Gerardo Lizárraga, con quien duró pocos meses. Regresó a España, concretamente a Barcelona, donde se sumó al grupo surrealista “Logicofobista”, en el que participó en una histórica exposición junto con otros artistas surrealistas.


Estalló la guerra civil y sus inclinaciones políticas a favor de la República, le llevaron a conocer en 1936 al poeta surrealista Benjamín Péret, quien sería su segundo marido y, según biografías, el “amor de su vida”, dado que hubo un tercer esposo: el austriaco Walter Gruen.


La complicada guerra española hizo huir a Varo y Péret en 1937 a Francia, aunque por separado, siendo esta la última vez que la artista estaría en España, ya que nunca más volvió a su país de origen. En Francia permaneció hasta que los nazis invadieron París, en 1941 en que la artista huyó de nuevo.


Pero antes de irse a México, vivió un suceso del que poco habló en su vida. Fue encarcelada. Luego se trasladó con un grupo de intelectuales a sitios como Canet-Plage y Marsella, esperando un visado para salir de Francia, no sin antes tener que trasladarse a Casablanca, en Marruecos, desde donde tomó un barco para irse a México, gracias a la política del entonces presidente Lázaro Cárdenas, de acogida de refugiados políticos. En este país, la artista produce un amplio repertorio de obras, que se extiende hasta su muerte, en 1963.


En México, junto con su esposo Péret, se integra a un círculo de amigos y artistas entre los que se encontraban César Moro, Esteban Francés, Gerardo Lizárraga, Leonora Carrington, Octavio Paz y Eva Sulzer, esta última, un importante mecenas de los artistas exiliados. En 1947, la artista se separa de su segundo esposo, mientras alterna su trabajo de pintora con trabajos artesanales, de publicidad y decoración.


Luego de una estancia de casi dos años en Venezuela, país en el que hizo estudios microscópicos de mosquitos como parte de la campaña de salubridad antipalúdica, regresó a México, donde conoció a su segundo esposo, el austriaco Walter Gruen, quien la convenció de que se dedicara solo a la pintura. De hecho él le dio estabilidad que como artista necesitaba, lo cual se refleja con la proyección e importancia que empieza a tener su obra en este tiempo, no solo en México sino en Latinoamérica y Estados Unidos.


Se relaciona con intelectuales mexicanos como Frida Kahlo y Diego Rivera y con la inglesa Leonora Carrington establece una amistad estrecha. Aunque creció mucho como artista, Varo no consiguió vivir de la pintura, ya que siempre tuvo que hacer trabajos artísticos para sobrevivir, sobre todo como ilustradora publicitaria.


Víctima de un infarto de miocardio, la catalana falleció en la Ciudad de México un 8 de octubre de 1963, a los 55 años. Su marido, Gruen, donó la colección de obras de la artista al Museo de Arte Moderno de México, mismas que en 2001 fueron declaradas monumento artístico mexicano. Curiosamente en los 22 años que la pintora vivió en México, nunca se nacionalizó; conservó su nacionalidad española, aunque tampoco nunca quiso regresar a su país natal.

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Margarita Morales es periodista y editora mexicana con experiencia en medios tradicionales y digitales, gestión de redes sociales, contenidos para blogs y realización de páginas web. Reside en Valencia, España.

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